Esta serie fotográfica, dividida en dos bloques narrativos, aborda de manera íntima y crítica las tensiones que enfrenta la mujer contemporánea: el desafío de la maternidad y las imposiciones sociales sobre la feminidad, todo atravesado por la desconexión que surge en un mundo mediado por la tecnología.

En las primeras seis imágenes, la maternidad se convierte en el eje central. A través de composiciones monocromáticas y delicadas, se retrata la dualidad emocional de ser madre: amor, entrega y protección, pero también aislamiento y agotamiento. Los abrazos con el niño, las poses de introspección y el contraste de luces y sombras evidencian el peso emocional y físico de este rol. La soledad y la serenidad aparente reflejan una realidad silenciosa: el sacrificio cotidiano y la autoafirmación como madre en un espacio que a veces parece contener y encerrar a la vez.

En el segundo bloque (imágenes 7 a 9), la serie se desplaza hacia un análisis crítico de las presiones sociales sobre la feminidad y la desconexión tecnológica. La aplicación del maquillaje simboliza la construcción de una imagen externa que la sociedad espera, mientras el gesto del sujeto revela un conflicto interno: ¿hasta qué punto esta “belleza” es una imposición y no una elección libre? La imagen final, donde la protagonista interactúa con una pantalla, sugiere un rechazo a las nuevas dinámicas de desconexión humana mediadas por la tecnología. La pantalla actúa como una barrera, un reflejo distorsionado que refuerza la idea de aislamiento y de pérdida del vínculo genuino con uno mismo y con los demás.

En su totalidad, la serie es una reflexión visual poderosa sobre los roles y las presiones que recaen sobre la mujer actual. Cada imagen revela una narrativa cargada de significado: ser madre, ser mujer, ser libre en un mundo que impone moldes. A través de la mirada y el cuerpo, la autora nos confronta con la lucha por equilibrar el ser auténtico frente a las expectativas de un entorno cada vez más exigente y desconectado.